Hasta 800 millones de trabajadores serán sustituidos por máquinas o robots en 12 años,  nos dijo Mckinsey Global Institute hace un par de años. Si usted tiene un trabajo físico en entornos predecibles, por ejemplo, operador de máquinas o trabaja en un McDonals, tiene 10 años para ir pensando alternativas. Es posible que nadie lo haga por usted.

Si usted recolecta y procesa datos básicamente en su día a día, y anda ahí por los 40 años, empiece a pensar alternativas. Los que saben de esto nos dicen que las máquinas lo harán más rápido y mejor que usted. Ya sabe, si usted trabaja en un despacho de abogados, o en una notaría, todo el santo día entre papeles, o es usted contable, y está asiento arriba asiento abajo, empiece a gestar su plan B de vida.

Pero, por contra, si su día a día es menos predecible, sonría, está usted a salvo de los robots. Esos montones de hojalata tardarán en fagocitarle. Si usted es jardinero, fontanero o cuida a niños o ancianos, está usted de enhorabuena. Sucede que sus trabajos son difíciles de automatizar, y además, como ustedes por regla general tienen salarios bajos, tampoco es muy rentable suprimirles.

Una de las consultoras más prestigiosas del mundo, McKinsey nos dejó caer que alrededor del 60 por ciento de los empleos podría automatizarse. El informe indica literalmente: “Estimamos que entre 400 y 800 millones de personas podrían verse desplazadas por la automatización y necesitar encontrar nuevos empleos para 2030 en todo el mundo”

Me fascina el término de “desplazados”. Ya vislumbro una especie de explanada infinita, inundada de tiendas de campañas en medio del suelo embarrado, y unos dos millones, o tres, de desplazados robóticos.

Pero claro, se asesinan empleos, pero surgirán otros nuevos empleos. EL informe también arroja un hilo de esperanza al decirnos que de los 400 a 800 millones de personas, algunos serán “recuperables”: “Del total de desplazados, 75 millones a 375 millones podrían necesitar cambiar categorías ocupacionales y aprender nuevas habilidades”. Y además muchas otras ocupaciones crecerán, y “se crearán otras nuevas que aún no podemos ni imaginar”.

No las podemos imaginar, pero sabemos que surgirán, nos dice el informe….. Sabemos que por la noche si abres los ojos mucho, mucho, y miras hacia el cielo… está oscuro, y sabemos que si te metes hielo en la boca, la lengua se enfría. Es algo que sucede, y punto.

Y además, si usted vive en Europa, está de suerte, esto del parricidio robótico laboral les va a afectar más a los Chinos. Por lo visto una suculenta cuota de “desplazados” se les reserva a ellos: hasta 100 millones si la automatización se adopta rápidamente, o el 12 % de la fuerza de trabajo de 2030. “Si bien puede parecer una gran cantidad, es relativamente pequeño en comparación con las decenas de millones de chinos que se han alejado de la agricultura en los últimos 25 años”. Pues dicho así, tienen razón. Supongo que los chicos del Comité Central ya han echado las cuentas y tienen preparado un plan de “reeducación”. Una especie de segundo ” Gran Salto Adelante”(1958-1962), pero esta vez inverso: una especie de plan económico basado en la robotización acelerada de la industria y un regreso a la colectivización agrícola.

Por supuesto, como podrán imaginar, en 2030 nuestras empresas (siempre que no se encuentre usted en el apartado de “desplazado 800 millones”), serán más agiles en sus procesos, innovadoras, y apenas cometerán errores. Empresas que harán nuestras vidas más sencillas, cómodas y agradables (siempre que usted no se encuentre en el apartado de “desplazado 800 millones”). Es más, seguramente nos hagamos a ello. Mejor dicho, nos haremos sin ninguna duda al nuevo escenario, y la vida seguirá, y seguramente será una buena cosa, y nos daremos cuenta del error que fue desconfiar de este nuevo escenario robotizado, pues al fin de cuentas si restamos los “desplazados” que cambiarán de categorías ocupacionales y aprenderán nuevas habilidades, y le sumamos los que trabajarán en puestos que aún no podemos ni imaginar pero que por alguna razón no explicada sabemos que surgirán, y restemos los ancianos que cada vez habrá más, quizá estemos hablando solo de unos 200 millones de “desplazados”. Peor fue con el paso de economía agrícola a la industrial. O las glaciaciones.

Y además luego están muchos expertos que aseguran que la robótica en el mercado laboral no destruirá puestos de trabajo. Y eso es muy de agradecer. Supongo que cuando llegue el 2030 estarán ahí para decirnos: Veis como tenía razón, ya os lo había dicho yo.

Otra consultora prestigiosa, PwC publicó un estudio que se llama Will robots steal our Jobs? Y estos son mucho más optimistas que los s de McKinsey. Nos dicen que “solo” el 34% de los empleos podría estar en riesgo en los próximos años. Y en el caso de España por lo visto a mediados de la década de 2020, (4 años vista), afectará al 21% de los empleos . La automatización afectará al “39% de los hombres y al 28% de las mujeres.

Por lo visto si usted trabaja en los sectores de la logística o de la industria, lo lleva usted crudo: los de PwC estiman que desaparecerán entre el 52% y 45% de los puestos de trabajo. Ahora bien si usted trabaja en los sectores de alimentación y distribución no se preocupe tanto, solo el 34% de ustedes será “desplazado”. Y además recuerden que en ningún momento he mencionado en este artículo que los camareros serán automatizados, y en este país nunca podrán automatizar el sol, el vino, o el jamón, y seguirán viniendo los “no desplazados europeos, chinos, americanos”… Y se precisará gente que atienda a estos “no desplazados”. Peor lo tienen en Alemania, se les fue la mano con lo de la industrialización, y ahora lo van a pagar.

Si quieren saber mi opinión, creo que debemos aceptar que las reglas del juego van a cambiar. Y tratar de llevarlo lo mejor posible. Si usted es contable, intente reciclarse a jardinero durante los próximos 4 años. O si usted está de mozo de almacén le quedan 10 años para convertirse en ingeniero de software; o si usted es camionero siempre le quedará la opción de reconvertirse en especialista en Big Data, o nanomédico, o cyberabogado; o si usted está en una línea de montaje de una fábrica (y sabiendo que los robots serán hechos por robots) sepa que siempre podrá reinventarse en desarrollador de aplicaciones de realidad virtual, o arqueólogo digital.

Los robots llevan llegando como un siglo. Lo dice Google. Bueno, lo dice, si pones en el buscador historia de los robots y te lees el millón de páginas que te aparecen hablando de ello.

Por lo visto ya en los 50, cuando la automatización de los ascensores eliminó la profesión de operarios de ascensores, ya se hablaba de que era el principio del genocidio laboral: llegarían robots de alguna parte de la noche y ya por la mañana al ir a nuestros puestos de trabajo, sucedería que ahí estarían, ocupando nuestras sillas, hurgando en nuestros ordenadores, sonriéndonos con desprecio.  O lo que es peor, sonriéndonos falsamente.

Pero en verdad, entre nosotros, por lo visto nada de eso sucederá, porque según un reciente estudio del Foro Económico Mundial predice que la automatización dará como resultado un aumento neto de 58 millones de puestos de trabajo.

Hemos visto esta misma dinámica en funcionamiento antes. Las hojas de cálculo y el software de contabilidad, por ejemplo, han cambiado drásticamente el trabajo realizado por los contables. Pero no han dejado sin trabajo a los contables. Ha ocurrido todo lo contrario: el campo ha crecido espectacularmente. En 1979, había unas 299.000 personas trabajando como contables, contables o auditores. Intuit lanzó su software financiero en 1983; Microsoft Excel debutó en 1985.

Eso significa que cualquiera puede hacer sus propios estados financieros y sus propios impuestos, ¿verdad? ¡Por supuesto no! En 1989, pocos años después de la introducción de Excel, la contabilidad era una de las industrias de más rápido crecimiento en el país, con 524.000 personas empleadas. El campo había crecido un 75 por ciento en diez años. Y sigue creciendo. Ahora hay alrededor de 1,28 millones de contables, contables y auditores, y se espera que ese número siga creciendo hasta el 2029, en aproximadamente un 4 por ciento al año.

Quizás le parezca obvio que el software no puede reemplazar a los contables. Pero, ¿qué hay de los cajeros automáticos? Solo el acrónimo – cajero automático – es un poco preocupante. Si tiene un cajero automático, pensaría que claramente no necesita un cajero. Resulta que eso no es cierto. En 1970, había unos 250.000 cajeros bancarios. Recientemente se había introducido el primer cajero automático. Para 2019, había alrededor de 400,000 cajeros automáticos instalados en los EE. UU. Y la cantidad de cajeros bancarios se había duplicado .

Para 2019, había alrededor de 400,000 cajeros automáticos instalados en los EE. UU., Y la cantidad de cajeros bancarios se había duplicado.

Imagen: American Enterprise Institute

¿Qué sucedió? Básicamente, tanto los contadores como los cajeros comenzaron a realizar trabajos más complejos. Los contadores comenzaron a dedicar menos tiempo a analizar números y más tiempo a establecer relaciones con los clientes, y luego a guiarlos a través de problemas más complicados.

Cuando se introdujeron los cajeros automáticos, disminuyó el número de cajeros por sucursal bancaria. La sucursal bancaria urbana promedio había tenido 21 cajeros, y con los cajeros automáticos, ese número se redujo a 13. Pero los cajeros automáticos también hicieron que fuera más barato abrir una nueva sucursal bancaria, y el número de sucursales bancarias aumentó en aproximadamente un 40 por ciento. El resultado neto fue más cajeros bancarios. Y ahora, esos cajeros de los bancos se parecen menos a los cajeros. Trabajan en nombre del banco para ayudar a los clientes a abordar problemas financieros. Hablan con los clientes sobre préstamos e inversiones.

En ambos casos, el trabajo que realizan los contadores y los cajeros de banco es más calificado que el trabajo que realizaban antes. A veces sucede algo completamente diferente, y los nuevos trabajos se basan en habilidades fundamentalmente diferentes a las de los antiguos, aunque, superficialmente, parecen similares. La invención de la lavadora redujo en gran medida la ardua tarea de fregar la ropa a mano. No solo se crearon puestos de trabajo en las fábricas para hacer las lavadoras, sino que las lavanderías se convirtieron en una nueva conveniencia y también crearon puestos de trabajo. Tener una lavandería automática exitosa requiere que alguien pueda administrar una pequeña empresa. Usar las lavadoras correctamente es solo una pequeña parte del trabajo

Así que llevo meses leyendo sobre este tema. Y no me aclaro. No me termino de enterar si tengo los días contados por los malditos robots, o si estos son mis mayores aliados de cara a conseguir un futuro del color del arcoíris. Aunque  llegados a esta parte de mi artículo, debo confesarles que no me caen bien los robots. Siempre me cayeron mal los robots, hay una tensión invisible entre ellos y yo: los dos sabemos que terminarán siendo más listos que yo , y eso duele. Duele mudamente. Y por eso hoy más que nunca me siento escocés. Más concretamente de Edimburgo. Hace más de un año la encargada de una tienda de esa ciudad, puso de patitas en la calle a un robot por inútil, corto, panoli, y tarugo. Por lo visto, el robot, de italianísimo nombre, Fabio, es un replicante humanoide diseñado por la Universidad Heriot-Watt para ocupar el cargo de dependiente. Inteligencia artificial vips total. Como si de un despegue en la Nasa se tratara, los hooligans de la tecnología sonrieron al ver a Fabio por los pasillo de la tienda de comestibles «Margiotta Food & Wine», Llegaron incluso los tipos de la BBC para entrevistarlo. Pero a la semana, la encargada de la tienda puso de patitas en la calle a Fabio. Estaba asustando y volviendo locos a sus clientes con sus explicaciones. Ya sé que no tiene mucho sentido ni rigor de que me alegre porque Fabio fue “desplazado”, y que es infantil de mi parte ,pero que quieren que les diga, quizá esté equivocado, pero Fabio se lo buscó.

 

OMNICLIENTE

 

Autor: Laureano Turienzo. Consultor & Asesor empresas retail

2017-2019: 200 conferencias con más de 50.000 asistentes de 15.000 empresa del Retail, y «one to one» con empresas líderes en 32 países.  He asesorado, o han contratado mis servicios, 7 de los 10 principales retailers de Iberoamérica y más de 80 empresas e instituciones en estos 3 años.