Hoy, un artículo extraordinario en The New York Times nos habla de que las grandes ideas para conectar con el nuevo consumidor y con la comunidad que está habiendo en el retail actual en los pequeños negocios.

Más allá del artículo, estamos viendo cómo las grandes cadenas están redibujándose, huyendo urgentemente de lo que fueron, o al menos intentándolo.

Estamos viendo supermercados que se están reconvertiendo en hibridos de restaurantes y supermercados, una especie de concepto mitológico donde se fusionan dos animales Fuente: The Whole Foods.

Hemos visto  al más ortodoxo de los retailers de supermercados, como es Kroger, introducir ropa en sus tiendas. Vemos a Nordstrom y Zara abriendo tiendas donde no puedes comprar ropa, solo probártela. Vemos a Nike abriendo tiendas personalizadas por barrio. Vemos a Lulemon, hacer clases de yoga en sus tiendas de ropa, o grupos de clientes que se van con los dependientes a hacer running un par de días a la semana. 

Fuente: Lulemon

Hemos tenido la suerte de ver como Hy-Vee, el retailer que conquistó la América profunda con sus supermercados, ser los más atrevidos de la clase: abren clínicas médicas en sus supermercados.Vemos a los de Chicago, IGA abrir huertos ecológicos en los tejados de sus supermercados en Montreal, y vender en estos las verduras que allí se cultivan.

Vemos a Family Markt, 17.000 tiendas sólo en Japón, abrir nuevos formatos de tiendas de conveniencia con gimnasio 24 horas integrado en el segundo piso de la tienda. Vemos en los fantásticos supermercados Central Market (HEB), crear sus “Cooking School” donde sus clientes van a aprender a cocinar, con cientos de recetas distintas, alimentos que se venden en sus supermercados.  O vemos cómo algún supermercado Whole Foods, tiene una sala donde se enseña a cocinar a sus clientes los productos que se venden en la tienda, desde habitaciones acristaladas:

 

O vemos al sobresaliente retailer  canadiense Loblaws (como saben, mi debilidad en el universo de supermercados, con tiendas que son una maravilla, sobre todo las que tienen en Toronto. Lo mejor que hay en estos momentos en el mundo)  que da clases de cocina en las instalaciones de alguno de sus supermercados y alguna las llama: “Veggie Power Salad + FUN at Loblaws Supermarket Cooking Class”


EL artículo del New York Times no habla de todos estos ejemplos fantásticos que están haciendo grandes retailers, sino de lo que están haciendo los pequeños, los que no pueden, ni nunca serán los más baratos, sino que aspiran a ser diferentes. En una carnicería de Baltimore DMG Foods , un carnicero lleva un programa de capacitación para que los habitantes del vecindario puedan aprender habilidades para cortar carne. Y les explica dónde comprar los condimentos de una forma barata.
En Vancouver está Nada, una tienda package-free grocery donde todo, incluida la pasta de dientes y el chocolate, se vende sin paquetes. Compras y sabes que estás comprando de una forma responsable con el medio ambiente. Incluso es una gran opción para los compradores solteros, o que viven solos, pues puedes comprar por ejemplo un solo huevo. Hay una tienda similar, Zero Market, en Denver, y otra llamada The Fillery en Brooklyn. Y varias en Europa y en Canadá.


Otro ejemplo de talento local: varios cientos de personas concienciadas con el medio ambiente, se unieron para crear Farmhouse Market es un pequeño mercado de alimentos locales y orgánicos que trabaja directamente con los agricultores locales y los productores de alimentos, además de los distribuidores de alimentos naturales para hacer que la buena comida que desea comer sea más accesible cerca de casa.

“Farmhouse Market está abierto las 24 horas, los 7 días de la semana a los miembros (y con horario limitado para el público) a través del uso de un sistema de entrada con tarjeta y un autopago. Los miembros pagan $ 99 al año y usan una tarjeta de acceso para abrir la puerta. Pueden comprar cuando lo deseen. Las luces se activan por movimiento, y el pago se realiza en un iPad. Los agricultores, apicultores y otros proveedores locales también tienen tarjetas, de modo que pueden reabastecer sus suministros a la medianoche si así lo desean. Los miembros pueden usar un espacio arriba para reuniones comunitarias, o impartir clases sobre cómo preparar kombucha o español para niños. Y la tienda está abierto al público nueve horas a la semana, con un dependiente, el resto de las horas de la semana, está desatendida, y los socios tienen libertad de entrar, coger lo que quieran, y salir.
El inventario se rastrea digitalmente y tienen una política de “un solo robo y usted está prohibido en esta tienda”.
Han recibido casi 80 solicitudes en un tiempo record para hacer franquicias por todo el país,  y abrir una versión de su supermercado sin personal enfocado a gente de la comunidad.

Autor: Laureano Turienzo

Consultor freelance, Speaker internacional, profesor de varias escuelas de negocio. Empresas e instituciones con las que he colaborado recientemente.  2018